Vive un descanso único en el sur de Chile, rodeado de naturaleza, cultura y tranquilidad. Construida en 1880 por inmigrantes alemanes, forma parte incluso actualmente del fundo colonizado en 1857. Conserva aún su arquitectura original, con maderas nobles que se fusionan con el paisaje de bosques nativos y el esplendor del Lago. Sus espacios interiores llenos de historia, transportan al pasajero a la época
colonial, sin olvidar el confort y la calidez necesaria para el descanso, mientras degusta su excelente cocina y los secretos de la repostería germana del sur de Chile. Kuchenes, tortas, wafles, pan amasado, asados al palo y ensaladas de la propia huerta constituyen un menú de excelencia.